jueves, 24 de junio de 2010

YING Y YANG DENTRO NUESTRO



Nuestra energía vital proviene de la acción de lo masculino (yang) y lo receptivo de lo femenino (ying). Comprendiendo que la búsqueda del equilibrio entre ambas energías es lo que nos brindará salud física, mental y espiritual.
Con la energía yang expresamos trabajo, creación y acción.
Con la energía ying expresamos sueños, inspiración y elevación.
Cada práctica de Sh´uan Fa nos propone esa búsqueda de equilibrio.
Para las damas movilizar las fuerzas de la acción y la potencia de lo yang. Desarrollado en las diferentes técnicas del Kung Fú.
Para los varones movilizar las fuerzas de la no-acción y la elevación de lo ying. Desarrollado en la contemplación de la meditación y diferentes respiraciones.
Observar que nuestra práctica se plantea al aire libre y en un parque rodeado de arbustos, césped y árboles. Es comprender como esas dos energías viven en un ámbito beneficioso para nuestro equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu.
En este autentico pulmón verde de la ciudad, como es el PARQUE TRES DE FEBRERO, podemos sentir EL CHI.

Para los chinos propugnaban la energía vital la denominaban Chi: toda materia, animada o no, está compuesta y trasfundida por esta energía universal. El Chi, que podríamos considerarlo un equivalente del Prana indio, contiene dos fuerzas polares, el yin y el yang. Cuando estas fuerzas están equilibradas, el sistema vital muestra salud psicofísica; si se desequilibran, el resultado es la enfermedad. Un yang poderoso produce un exceso de actividad orgánica. Si el que predomina es el yin se produce un funcionamiento insuficiente. Ambos desequilibrios provocan enfermedad física. La antigua técnica de la acupuntura se centra precisamente en equilibrar el yin y el yang.
Incluso La Kábala, teosofía mística judía denomina a esta energía: luz astral. En la iconografía cristiana tanto a Jesús como a otras figuras espirituales las rodean con campos luminosos.
Muchos libros sagrados comentan sobre rayos luminosos alrededor de ciertas personas, incluso el Antiguo Testamento hace referencia a ello.

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