La mente es como una casa. Si la casa está bien techada no entran el granizo, la lluvia ni la nieve; si la casa está mal techada, granizo, lluvia y nieve la anegan. Si la mente está bien protegida por la atención despierta y la ecuanimidad, vigilante e independiente, controlada, las malas influencias y los malos pensamientos no encuentran lugar en ella. Si, por el contrario, la mente negligente y descuidada, es débil e inatenta, será herida y contaminada, tanto por las nocivas influencias del exterior como por los propios pensamientos de ira, malevolencia, incertidumbre, celos, codicia y otros. La atención descarriada, frágil y mecánica, no protege la mente; SÓLO la atención consciente y lúcida la custodia.
CONCLUSIÓN
Cuida tu mente como si fuera la más valiosa de las casas.
Muchas veces al finalizar la clase de KUNG FÚ suelo leer algún cuento, es una manera de redondear el concepto de lo que es practicar un ARTE MARCIAL. Una manera de trasmitir oralmente lo que físicamente hemos desarrollado durante la clase.
Entrenamos el físico para una mejor comprensión y dominio de nuestro estado mental y así sentir el regocijo dentro de nuestro ser interno o espíritu.
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